Nuestra llegada a la Isla O Norte
Estábamos en la playa y
vimos un barco naufragado. Fuimos a verlo y cuando lo teníamos delante, de
repente, se oyó una voz:
-¡Este barco no sirve
para nada!- Dijo alguien.
Entonces asomamos la
cabeza y vimos un señor alto y fuerte que llevaba ropa de marinero y un tatuaje
de una áncora en el brazo. Ese hombre estba gritando a otro bastante joven,
alto y delgado que llevaba una ropa muy elegante y a aun hombrecito que parecía
su mayordomo.
-
¡Le repito
que este barco no sirve para nada! - Dijo el marinero. Entonces el joven
replicó:
-
-¡Este barco
es especial!- Dijo-. Está hecho de la mejor madera y además es capaz de…. – allí el marinero le interrumpió.
-
El tema queda
cerrado. No hay trato. – Dicho eso, se fue.
De repente, uno de nosotros estornudó, el otro le hizo callar, y el otro se
rió. El hombrecito se acercó y nos vio. Entonces le dijo a su amo:
-¡Amo! ¡Amo! ¡Aquí hay unos niños holgazaneando!-. Pero el joven no se
movió. –Estoy arruinado…¡Uf!- dijo desanimado.
Entonces, algunos de nosotros, dijeron:
-
¿Nos podemos
quedar el barco?
El joven nos lo regaló diciendo que había
intentado venderlo varias veces pero siempre fracasaba por culpa de ese agujero
en la parte de abajo. El joven se fue y nos quedamos solos. Fuimos pidiendo a
gente que sabía si nos podñia ayudar y uno de ellos dijo:
-
Si me hacéis
publicidad, os lo arreglo,.
Todo fue a
la perfección: hicimos propaganda y él nos arregló el barco. Al cabo de unos
dias, zarpábamos. Estábamos en medio del mar, cuando alguien pulsó algún botón
que hizo que el barco acelerara y se descontrolara. Era como si el barco tuvera
motor.
Al cabo de unos días, naufragamos en unas islas
donde nos acogieron. Preguntamos donde estábamos, y uno de ellos nos dijo:
-
Bienvenidos a
las islas Bongoh, a la O Norte.
6è A. Escoles Minguella. Badalona.